PACIENTE PRECOZ

Cada día aparecen más mujeres jóvenes con cáncer de mama. Mujeres de treintaitantos o incluso de veintitantos años se tienen que enfrentar al terrible monstruo. Realmente se puede plantear un problema desde la perspectiva de la paciente joven, sin antecedentes, completamente sana y sin embargo no fuera de peligro de padecer cánceres. Llega a la consulta de su ginecólogo y le dice que se nota un bulto en una mama (me refiero, por supuesto al médico de la seguridad social), porque ésta paciente es una persona del montón, de las que no acuden a la medicina privada por falta de medios y por qué no decirlo, por convicción social, ya que ella sabe que la atención sanitaria debe ser un derecho y considera inmoral que en muchos casos el dinero influya en la salud. Esta chica está harta de ver y oír anuncios sobre la detección precoz del cáncer de mama, sobre las recomendables exploraciones mensuales y las revisiones anuales y aunque no le gusta acudir al médico, lo hace para cumplir con su auto responsabilidad. El Doctor le dice que no se preocupe, que la mayoría de los bultos que se detectan no son cancerosos, que dentro de un mes y medio le harán una ecografía para ver lo que hay. La chica no quiere ser alarmista y espera los casi dos meses para que el mismo Doctor le comunique que no se ve nada en la eco. La Doctora ecógrafa ha puesto al pie del informe una nota aclarando que no se descarta patología sin practicar una mamografía y la chica se lo señala a su médico, pero éste le dice que "Por Dios, tienes treintaidos años, no entras en el grupo de riesgo y no hay masa que estudiar. Vete, si notas algún cambio, vuelve a visitarme". La hipocondría está muy mal vista en general y ella no quiere ni pensar que lo que lleva dentro de su cuerpo sea algo malo. Decide confiar en su medico, hay que confiar en los médicos y no hay que ser hipocondríaca. Bien, a otra cosa mariposa. Al año y medio, lo que no era nada, lo que no tenía tan siquiera "masa" que analizar, le ha costado a la joven varias intervenciones quirúrgicas, seis meses de quimioterapia, una metástasis osea, unas sesiones de radioterapia, una medicación indefinida que inhibe su función estrógena "y algunas cosas más". Sigue con las mismas convicciones, aunque algo falle. Sabe más que nunca que la vida es hermosa, pero no duda que el mundo en el que vivimos es un verdadero timo. Ahora escucha en los medios que adelantan las ecografías en cinco años, de lo que antes se consideraba "grupo de riesgo", de los cincuenta a los cuarentaicinco años. Si éste cáncer sigue el mismo cauce y cada vez hay más jóvenes afectadas, se podrá calcular en cuantos años se podrá contar con una prueba diagnóstica fiable que meta en el grupo a las veinteañeras, algo que compense el gasto sanitario público a cambio de... ¿cuantas vidas?